Esta lectura es dedicado a todas las madrecitas que luchan día a día por sacar
adelante a sus hijos, para darles un futuro mejor.
Cierto día en una pequeña
escuela la
maestra les dejo a sus estudiantes una tarea para la casa; esta
consistía en escribir sobre su superhéroe o heroína favorita.
A la mañana siguiente, la
profe empezó a preguntarles a sus alumnos sobre la composición que les había
dejado:
Juan narró que admiraba a
Superman, porque poseía mucha fuerza y porque además podía volar, Andrea hablo
de la mujer maravilla y de su avión invisible.
Carlitos dijo que su
superhéroe preferido era BEN10, porque se podía convertir en muchos alienígena,
los estudiantes contaron uno a uno de sus heroínas y superhéroes. Pero ninguna
historia sorprendió a la docente, pues todos hacían referencia a seres
ficticios, producto de la imaginación y sacados de los muñequitos de la
televisión.
La clase transcurría en la
monotonía del día a día, hasta que de pronto se acordó y volteó a ver al niño
más humilde y le pidió que leyera su composición. Fernando empezó su historia
hablando que su heroína favorita estaba dotada de muchos poderes o virtudes;
que tenía La nobleza del Chapulín Colorado, La valentía de la mujer Maravilla,
que era rápida como Flash, amorosa y tierna como una bella rosa, sabia como el
rey Salomón y que la cualidad o el poder que más destacaba de ella era que
podía hacer surgir de la nada y con pocos recursos, como hacen los magos, un
delicioso desayuno; y que siempre les inculcaba el poder más importante, el de
la oración; porque al terminar de comer se arrodillaba y le daba gracias al
creador por todo lo que les daba, también les hablaba de cuán importante es la
gratitud.
El muchacho concluyo su narración diciendo:
A esa gran Mujer que me dio
la vida y que daría todo por mí, a mi madrecita santa, a ella admiro con todo
mi corazón, porque por siempre será mi gran Heroína.
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| madre hay una sola y no viene por duplicado |
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